Aunque no solemos prestarle demasiada atención, el recibidor tiene un poder que va mucho más allá de su tamaño. Nos da la bienvenida cada día, marca el estilo de toda la casa y es el primer filtro entre la intimidad del hogar y el mundo exterior. La arquitecta británica Bai Xu lo tiene claro: hay errores de distribución que se repiten incluso en pisos pequeños, y uno de los más graves es dejar menos de 1.5 metros de ancho en el recibidor. Desde su canal de YouTube, seguido por miles de personas en todo el mundo, la arquitecta, licenciada en el Reino Unido y afincada en Múnich, comparte cada semana reflexiones sobre cómo deberíamos habitar los espacios. No solo para que se vean bonitos, sino también para que se vivan mejor.
El recibidor, ese gran olvidado que lo cambia todo
“Si estás limitado por los metros cuadrados, es bastante intuitivo pensar: ‘sacrifico un poco la zona de entrada para que el resto de la casa parezca más grande’. A lo que yo digo: no lo hagas”. Bai Xu insiste: reducir el recibidor para ganar espacio en el salón o la cocina es un error de base. “La proporción del espacio de entrada define el tono de toda la casa. Si ya entras sintiéndote encajonado, no importa cómo de grande y cómoda sea el resto de la casa. Siempre vas a tener esa sensación”. Para ella, hay una medida mínima imprescindible: “Debes otorgar, al menos, 1.5 metros de espacio libre a la entrada. Es innegociable para el confort”.
Separar, sí; aislar, no
Frente a la idea de entradas abiertas que fluyen directamente hacia el salón o la cocina, Bai Xu propone una solución más matizada. “Si no tienes un recibidor cerrado, básicamente estás exponiendo todo el interior de tu casa directamente a la puerta principal”. La solución, dice, no pasa por cerrar el espacio con muros opacos: “Puedes poner ventanas interiores o puertas de cristal para crear un poco de separación sin perder la luz”. Esta zona de transición (si está bien diseñada) no tiene por qué ser oscura o estar desaprovechada. De hecho, puede convertirse en un rincón funcional y bonito si se le da el protagonismo que merece.
Soluciones pequeñas, cambios grandes
En sus vídeos, Bai Xu suele analizar casos reales para ilustrar cómo pequeñas modificaciones estratégicas pueden cambiar radicalmente la experiencia de entrar en casa. Por ejemplo: “Primero quitaría este muro y esta puerta, para que la escalera y la puerta de entrada formen un espacio de vestíbulo conjunto”, explica. Y va más allá: “Aquí también tenemos una habitación incómoda entre el pasillo y el baño, que parece diminuta e inútil. Yo movería el baño a otro lado y convertiría esa zona en un armario donde dejar cosas pesadas, como el aspirador o los abrigos de invierno”. ¿El resultado? “Todo el recibidor respira más, está más abierto y ligero. Nadie va a tener que pasar apretado para ir al baño. Y además ves la escalera. Todo tiene mucho más sentido”.
Mucho más que metros: la calidad espacial
El mensaje de Bai Xu es claro: no se trata solo de cuántos metros tenemos, sino de cómo los usamos. “Un hogar puede costar más de un millón y parecer precioso, pero aun así ser incómodo de vivir”, afirma. Por eso, invita a repensar no solo lo visible, sino lo invisible: las rutas de paso, la manera en que entra la luz, cómo se percibe el espacio desde cada ángulo. Y todo empieza en el recibidor. Porque, como ella misma concluye, “aunque sea pequeño, esa primera estancia al llegar a casa debería hacernos sentir bienvenidos, no recibirnos con agobio”.